PRUEBAN VINCULOS DE ISRAELI EJECUTADO CON LA BARBIE
Gabriel Regino era el jefe de la policía capitalina cuando, en mayo y junio de 2005, Ben Sutchi era buscado por el Estado de Israel. En su país tenía una largo historial criminal, de acuerdo con las autoridades israelíes, y por eso generaron una ficha roja de Interpol. El 28 de junio de ese año la policía capitalina lo detuvo y al día siguiente fue deportado.
—¿No recabaron información contra él, de que cometía delitos aquí?— se le pregunta a Regino.
—No, esa información nos la da el Cisen, ya que lo buscábamos a solicitud de Israel, en una segunda reunión que tuvimos. Me dicen que era muy importante que se le detuviera porque estaba cometiendo extorsiones contra la comunidad judía en Ciudad de México y el Estado de México.
—¿Por qué cuando lo capturaron ustedes no lo retuvieron y procesaron en nuestro país, si ya sabían que cometía esos delitos en México?
—La comunidad, las que habían sido víctimas de extorsión de este personaje, tenían temor de denunciarlo, dado su nivel de agresividad. Él tenía o decía tener información de sus familiares en Israel y afirmaba tener contactos en Israel para dañarlos. Eso la comunidad judía se lo dijo al Cisen.
Regino admite que eran falsas las historias de que Sutchi había formado parte del Mossad o de que era experto antisecuestros.
—Era falso. Era un criminal. Era un bandidazo. Eso nos dijo el Cisen después de agarrarlo.
—¿El Cisen no los alertó en 2005 de que ya tenía nexos con el crimen organizado, con los hermanos Beltrán Leyva, con La Barbie?
—No me mencionaron nada con relación a ese tipo de actividades. Jamás el Cisen me dijo que era (socio) de La Barbie ni de los Beltrán Leyva. Solo aseguraron que que lo protegían elementos de la AFI.
Cuando fue detenido por policías capitalinos en aquel 28 de junio de 2005, Sutchi fue llevado al Punto Shangai, un check point policial en Mariano Escobedo y Masaryk. Lo subieron a la camioneta de Regino, a quien le ofreció un millón de dólares para que lo dejara “seguir trabajando”. Sutchi afirmó, a decir de Regino, que ese dinero se lo podía llevar ahí mismo su amigo Khuri Layón, El Coqui.
—¿Por qué no lo puso a disposición del ministerio público si era un delito en flagrancia?
—El cohecho que se presentó de manera flagrante estaba condicionado y supeditado al cumplimiento de la ficha roja. Es decir, era un acto accesorio al cumplimiento de su detención.
Claves
La misión
• El jueves pasado MILENIO dio a conocer que Sutchi viajó desde Israel a México para cobrar una deuda de 23 millones de euros, dinero perteneciente a hackers.
El plan
• Según las pesquisas, su plan era reunirse con una mujer en Ciudad de México, recoger el dinero y cobrar por esa labor al menos 5 millones de euros.
La güera
• Ahora se sabe que esa mujer era Vanesa Linette Ballar Fallas, identificada como la güera, de quien las autoridades sospechan que puso a los dos israelíes.
Cuando policías capitalinos lo detuvieron en Polanco, en Ciudad de México, el 28 de junio 2005, los organismos de inteligencia del Estado mexicano ya sabían que el ciudadano israelí Binyamin Yeshurón Sutchi (mejor conocido como Ben Sutchi, asesinado el pasado 24 de julio en Plaza Artz Pedregal junto a su amigo Alon Azulay) extorsionaba a miembros de la comunidad judía en el Estado de México y en el entonces llamado Distrito Federal.
Sabían que delinquía aunque las víctimas, por miedo, se negaban a presentar denuncias formales y, por tanto, las autoridades no podían proceder contra él, según dicen hoy a MILENIO, 14 años después.
Lo que no habían podido documentar y comprobar en ese entonces el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y la antigua Procuraduría General de la República eran los presuntos vínculos que supuestamente tenía el israelí con el crimen organizado.
Existían versiones, rumores, denuncias anónimas, algunos indicios, publicaciones periodísticas, pero no evidencias, pruebas documentales.
Hasta ahora, que investigaciones de israelíes en nuestro país, a las que tuvo acceso MILENIO, dieron con lo que consideran una prueba contundente: una fotografía de Ben S
—¿No recabaron información contra él, de que cometía delitos aquí?— se le pregunta a Regino.
—No, esa información nos la da el Cisen, ya que lo buscábamos a solicitud de Israel, en una segunda reunión que tuvimos. Me dicen que era muy importante que se le detuviera porque estaba cometiendo extorsiones contra la comunidad judía en Ciudad de México y el Estado de México.
—¿Por qué cuando lo capturaron ustedes no lo retuvieron y procesaron en nuestro país, si ya sabían que cometía esos delitos en México?
—La comunidad, las que habían sido víctimas de extorsión de este personaje, tenían temor de denunciarlo, dado su nivel de agresividad. Él tenía o decía tener información de sus familiares en Israel y afirmaba tener contactos en Israel para dañarlos. Eso la comunidad judía se lo dijo al Cisen.
Regino admite que eran falsas las historias de que Sutchi había formado parte del Mossad o de que era experto antisecuestros.
—Era falso. Era un criminal. Era un bandidazo. Eso nos dijo el Cisen después de agarrarlo.
—¿El Cisen no los alertó en 2005 de que ya tenía nexos con el crimen organizado, con los hermanos Beltrán Leyva, con La Barbie?
—No me mencionaron nada con relación a ese tipo de actividades. Jamás el Cisen me dijo que era (socio) de La Barbie ni de los Beltrán Leyva. Solo aseguraron que que lo protegían elementos de la AFI.
Cuando fue detenido por policías capitalinos en aquel 28 de junio de 2005, Sutchi fue llevado al Punto Shangai, un check point policial en Mariano Escobedo y Masaryk. Lo subieron a la camioneta de Regino, a quien le ofreció un millón de dólares para que lo dejara “seguir trabajando”. Sutchi afirmó, a decir de Regino, que ese dinero se lo podía llevar ahí mismo su amigo Khuri Layón, El Coqui.
—¿Por qué no lo puso a disposición del ministerio público si era un delito en flagrancia?
—El cohecho que se presentó de manera flagrante estaba condicionado y supeditado al cumplimiento de la ficha roja. Es decir, era un acto accesorio al cumplimiento de su detención.
Claves
La misión
• El jueves pasado MILENIO dio a conocer que Sutchi viajó desde Israel a México para cobrar una deuda de 23 millones de euros, dinero perteneciente a hackers.
El plan
• Según las pesquisas, su plan era reunirse con una mujer en Ciudad de México, recoger el dinero y cobrar por esa labor al menos 5 millones de euros.
La güera
• Ahora se sabe que esa mujer era Vanesa Linette Ballar Fallas, identificada como la güera, de quien las autoridades sospechan que puso a los dos israelíes.
Cuando policías capitalinos lo detuvieron en Polanco, en Ciudad de México, el 28 de junio 2005, los organismos de inteligencia del Estado mexicano ya sabían que el ciudadano israelí Binyamin Yeshurón Sutchi (mejor conocido como Ben Sutchi, asesinado el pasado 24 de julio en Plaza Artz Pedregal junto a su amigo Alon Azulay) extorsionaba a miembros de la comunidad judía en el Estado de México y en el entonces llamado Distrito Federal.
Sabían que delinquía aunque las víctimas, por miedo, se negaban a presentar denuncias formales y, por tanto, las autoridades no podían proceder contra él, según dicen hoy a MILENIO, 14 años después.
Lo que no habían podido documentar y comprobar en ese entonces el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y la antigua Procuraduría General de la República eran los presuntos vínculos que supuestamente tenía el israelí con el crimen organizado.
Existían versiones, rumores, denuncias anónimas, algunos indicios, publicaciones periodísticas, pero no evidencias, pruebas documentales.
Hasta ahora, que investigaciones de israelíes en nuestro país, a las que tuvo acceso MILENIO, dieron con lo que consideran una prueba contundente: una fotografía de Ben S
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